Vida Nueva
Mi nombre es Thelma y hoy tomo el espacio de la pagina de Landy para contar mi testimonio. Espero que al leerlo le sea de mucha bendición para cada uno de ustedes. Y si conocen a alguien que pueda beneficiarse de mi historia, compártelo para que el mensaje pueda tocar más vidas.
Nací el 28 de Febrero en la ciudad de la Habana, Cuba y al nacer me pusieron como nombre Thelma Isabel Morejon Castillo. Crecí en el seno de un hogar humilde. Fui la única hembra y la más pequeña, me antecedieron cuatro varones. Mis padres eran de edad avanzada cuando nací. Recuerdo a mi papa como un hombre muy talentoso y sumamente intelectual. Él me amaba intensamente pero tenia un vicio muy fuerte de alcoholismo. A la tierna edad de diez años mi padre murió repentinamente y su partida fue devastador para mí. Recuerdo a mi madre como una mujer muy culta pero padecía de varias enfermedades. Crecí viendo la practica de santería, brujería y espiritismo en mi hogar. Carecimos de muchas cosas pero la mayor carencia era la falta de Dios en nuestras vidas.
Solo Tú
pudiste cambiar mi historia y soplar vida nueva en mi.
A la edad de catorce años fui violada por uno de mis hermanos, al poco tiempo de cometer este horrendo acto, él muere repentinamente. La muerte de mi hermano afecto el estado emocional mi madre de manera intensa. A los dieciséis años mi madre tomo la decision por nosotras de salir de nuestro país natal hacia Panama. Recuerdo como ayer, Marzo del año 1986, emprendimos una jornada juntas con la meta de llegar a Estados Unidos como nuestro destino final. Dos días antes de salir de Cuba conocí a un joven que conquisto mi corazón, su nombre es Orlando Canales. Decidimos iniciar una relación pues él también iba rumbo a Panama con sus padres y un hermano. Unos meses después llegamos a los Estados Unidos donde ambas familias nos radicamos en Miami, Florida. Con deseos de superarnos en el país de las oportunidades, Orlando y yo comenzamos a estudiar y a trabajar a los 16 años de edad. Mi primer empleo fue en el restaurante de Mc Donald’s, trabajaba a tiempo completo y en las noches estudiaba.
Al corto tiempo comenzamos asistir a una iglesia donde escuchamos acerca de Jesús y diversas enseñanzas de la Biblia. Orlando y yo seguimos en nuestra relación de noviazgo pero con derechos (creo que se entiende esta frase). Entre las enseñanzas que recibimos, nos explicaron que era pecado tener relaciones sexuales sin estar casados. Sin pensarlo mucho, decidimos casarnos. Nos juramos amor eterno el 26 de Marzo de 1988, yo tenia dieciocho años. A los pocos días de habernos casado, mi vida cambio cuando recibí una sorpresa que destrozo mi corazón. Un día salí temprano del trabajo y cuando llegue a la casa encontré a mi esposo sentado en nuestra cama con una “amiga” viendo fotos. Nuestro matrimonio empezó a sufrir y la desconfianza tomo lugar en nuestro hogar. Intentamos seguir hacia adelante, no permitiendo que nada ni nadie se interponga en nuestra relación. Seguimos asistiendo a la iglesia y nos bautizamos, pero al tiempo nuestra asistencia empezó a menguar. Tristemente no hubo mucho cambio en nuestras vidas, esto lo atribuyo por falta de compromiso por ambas partes. Simplemente no estábamos dispuestos a reflejar el cambio genuino que ocurre cuando una persona tiene un verdadero encuentro con Dios.
A los diecinueve años de edad me convertí en madre, dando a luz a mi primer hijo, Larry Canales. Luego los venti-uno años tuve mi segundo hijo, Bryan Canales. Le doy gracias a Dios porque a ambos los presentamos al Señor. Al parecer todo marchaba bien; mientras disfrutaba mi nueva etapa de mama, mi madre es diagnosticada con cancer. Es ahi donde inicia una temporada muy difícil para mí. Ya para este tiempo trabajaba en un banco al tiempo completo, tenia la responsabilidad de atender un hogar, mi esposo, los dos niños pequeños y a mi madre enferma. Habían días donde no sabia cómo lo iba a lograr pero le doy gracias a Dios por las fuerzas que Él me dio. El día temido llego, día que nunca olvidare donde mi madre dio su ultimo suspiro aquí en la tierra. El cancer que había invadido su cuerpo se la llevo en Julio del 1992. Solo tenia veintidós año cuando perdí a mi madre. Yo era una mama joven con dos niños pequeños y en el momento mas crucial de mi vida, cuando la necesitaba mas es cuando ella parte de esta tierra. En medio de mi luto, entre en una fase de “basta ya”. ¡Basta ya de sufrimientos, quiero ser feliz! Y me propuse a vivir la vida al máximo y ser lo más feliz que pudiera.
Mi matrimonio no mejoraba, Orlando y yo seguíamos teniendo problemas. Ahora entiendo lo que antes no entendí y es que cada uno de esos problemas tenía una solución si buscábamos la fuente correcta, Jesus y Su Palabra. Para ese tiempo ya no asistíamos a la iglesia por lo tanto no teníamos ayuda o consejos de ninguna índole. Para ponerle la tapa al pomo, como dicen, nunca habíamos recibido consejería pre-matrimonial. Algo, que hoy por hoy recomiendo que todas las parejas tomen consejería antes de casarse, es sumamente importante. Nos casamos muy jóvenes, no tuvimos orientación ni mentores que nos guiaran, ambos fuimos muy inmaduros y los golpes de la vidas nos enseñaron a madurar. Orlando siempre fue un hombre trabajador, luchador, proveedor, pero con un carácter muy fuerte, su debilidad eran las mujeres; sí, era muy mujeriego. A muy temprana edad fue expuesto a la perversion sexual. Todas estas cosas trajeron mucho conflicto interno dentro de mi. Yo no me atrevía hablar, no sabia como expresarme, me sentía muy insegura de mí misma. No sabia cómo llenar sus expectativas, pensaba que no era suficiente para él. Todo esto lo sufrí en silencio.
En el año 1993 empece a trabajar en una empresa muy grande y allí hice varias amistades, conocí a un chico que todos los días me alagaba y me hacia sentir especial y desafortunadamente caí en la trampa de la infidelidad. Esto destruyó el matrimonio y Orlando y yo nos separamos. Mi pensamiento seguía siendo el mismo “Yo no soy feliz, merezco ser feliz, voy a buscar en la calle lo que no tengo en casa”. Y así fue como nuestro matrimonio termino en divorcio. Cada cual agarro por su lado, pero obviamente teníamos dos cuerdas que jamás nos iban a desligar, nuestros dos hijos Larry y Bryan. Pues comenzamos nuestro nuevo estilo de vida de compartir custodia de nuestros hijos y todo lo que conlleva una crianza compartida.
A raíz de todo lo que había pasado, Orlando cayo en una crisis emocional que por poco le cuesta la vida. Un día en la casa de sus padres donde el vivía, estaba a punto de jalar el gatillo de una pistola. De inmediato escucha una voz que le dice “No te quites la vida, Yo te amo”. All instante cayo de rodillas, llorando y rendido ante la voz del que lo llamaba, la voz del Padre Celestial. Y ahí comenzó una nueva etapa en la vida de Orlando. Yo por mi parte estaba disfrutando mi vida nueva, era mi tiempo de ser feliz. Me sumergí en los placeres de este mundo, en las discotecas, los bailes, las bebidas alcohólicas. Ese modo de vivir se convirtió en mi estilo de vida por varios años. Mientras más yo me hundía en el pecado, Orlando seguía yendo a la iglesia habitualmente y su compromiso con Dios cada día se afirmaba. Cuando le tocaba su fin de semana con los niño, se los llevaba a la iglesia. Para él era importante que ellos crecieran escuchando la Palabra de Dios. Yo también iba a la iglesia esporádicamente pero no había ningún cambio en mí. La realidad es que cada día era más infeliz, la felicidad que yo tanto anhelaba y creía que la encontraría en el mundo no me saciaba. Me sentía vacía, incompleta y nada ni nadie en el mundo había podido llenar las expectativas que tenia.
Transcurrieron varios años y mi condición no cambiaba. Orlando siempre me decía que Dios me amaba y que me acercara a Él. Hasta mis compañeras de trabajo me veían tan infeliz que aún ellas que no eran cristianas me decían: ¿”Por que tú no te reconcilias con el padre de tus hijos”? Y yo les contestaba: “Porque para yo regresar con el tengo que cambiar mi vida y yo no quiero”. Estaba rebelde, sabia que necesitaba cambiar pero no estaba dispuesta a tomar el paso. Por otro lado, Dios le había dado una promesa a Orlando de que me iba restaurar, limpiar y sanar. Le dijo que cuando sucediera eso, él no iba a tener excusas de regresar conmigo. También le hablo sobre su futuro y como lo usaría para Su gloria. Le dijo que lo iba a usar como un canal de bendición para otros. Todo esto sucedería pero habían areas en su vida que él también iba a tener que arreglar. En el momento Orlando no entendió lo que Dios le estaba diciendo pero con el tiempo él llego a entender.
Recuerdo como ayer, hubo un día donde tuve una crisis muy fuerte y desesperadamente mire hacia arriba y clame a Dios. Le dije “Dios, si tú restauras mi matrimonio yo te prometo que yo haré todo de mi parte para que funcione”. Deje de llorar y olvide aquella oración que le había hecho a Dios. Aunque yo lo olvide, Él no lo olvido. Ese día escucho mi oración, aun estando lejos de Sus caminos, El se acordó de mí y me escucho.
Paso el tiempo y para mi cumpleaños, Febrero del año 1996, Orlando me había comprado una biblia con mi nombre grabado, “Thelma Isabel Morejon”. Se lo entregó a los niños para que me la dieran de regalo de cumpleaños. Antes de darle la biblia a los niños, Dios le dijo que orara por la biblia y la ungiera. Él obedeció y mientras oraba le suplicaba a Dios que yo tuviera un encuentro real y transformador con Él. El clamor fue tan intenso que sus lágrimas cayeron sobre la biblia que pronto seria mía.
Unos meses después, recuerdo que fue Viernes, 20 de Septiembre fue a la iglesia de Orlando una predicadora de Argentina. Y mientras estaban en el servicio Dios le dijo a el a través de ella, “La perfecta voluntad de Dios es que regreses con tu esposa”. Y aunque él me evangelizaba y me decía que asistiera a la iglesia, que habían muchas en Miami para elegir pero que no fuera a la de él. La razón es porque Orlando estaba tratando de rehacer su vida y reconozco que tenía todo su derecho. Incluso él había comenzado una relación de noviazgo con una joven de su iglesia y al parecer todo iba bien. Bueno, en la mañana del Domingo 22 de Septiembre fui a recoger a nuestros hijos a la casa donde Orlando vivía con sus padres. Cuando llegue me pregunto si iba a llevar a los niños ese día a la iglesia y yo le dije que sí para salir del paso y para que me dejara tranquila. Pero resultó que cuando llegue a la casa donde yo vivía algo ocurrió y comencé a prepararme y a los niños también para ir para la iglesia. Salí con mis dos hijos pequeños rumbo a la iglesia y en el camino mis hijos me preguntaron: “Mami, ¿a dónde vamos? Este no es el ruta de la iglesia que solemos ir contigo”. Y yo les conteste: “Vamos para la iglesia de su papá”. Y cuando llegue a la entrada del estacionamiento comenzó una zozobra, una inquietud, una guerra y temor dentro de mí. Algo me dijo: “¿Tú vas a entrar a esta iglesia donde todo el mundo sabe lo que tú hiciste? ¿Tú vas a pasar por esa vergüenza?” Y mire el reloj y me dije a mi misma: “Ya no te da tiempo llegar a la otra iglesia, Thelma; así que entra acá y que salga el sol por donde salga”.
Entre a la iglesia con mis hijos y ellos fueron corriendo donde su papá se sentaba y cuando Orlando los vio les dijo: “Con quién ustedes están acá"? Y ellos le dijeron: “Con mi mamá”. Inmediatamente recordó la palabra profética que Dios le había dado acerca de mí. Empezó el servicio y desde el principio el Señor estaba tratando conmigo. Durante la adoración se me hizo un nudo en la garganta porque no quería llorar. Toda la vida me ha encantado la música porque vengo de una familia de músicos, así que para mí el tiempos de la alabanza y adoración era sumamente importante. Pero por el empeño de querer guardar mi imagen, pues el nudo en la garganta no me dejaba cantar con libertad. Había una batalla interior que estaba peleando para que no se exteriorizara. Termino la parte de la adoración y cuando hacen el reconocimiento de visitas y piden que las visitas se pongan en pie, me pare e inmediatamente empece a llorar; no lo pude contener mas. Comenzó la prédica, nunca olvidare el titulo del mensaje, “Puertas”. La última puerta que hablaba el predicador era “La Puerta de la Salvación”. Ese día, decidí aceptar la invitación de entrar por la puerta que cambiaria mi vida para siempre, puerta que me ofrecería una vida nueva. Desde ese momento mi vida fue transformada por el poder del Espíritu Santo. Después del servicio, fui a buscar a Orlando para hablar con él pero ya se había ido. Salí de la iglesia con la firme decisión de hablar con él, así que fui para la casa de sus padres y toque a la puerta. Orlando me contesto y le dije: “Yo quiero que me des una oportunidad para que podamos restaurar nuestro matrimonio”. Y él se quedó helado. El tenia novia. Resulta ser que yo llegue a la iglesia el Domingo, 22 de Septiembre del año 1996 y el Lunes, 23 de Septiembre Orlando tenía planes de hablar con la chica y con el Pastor para formalizar la relación. ¡Sí, esto iba ocurrir al día siguiente! Pero Dios que todo lo sabe y nada se le escapa nunca llega tarde y siempre cumple Sus promesas.
Comenzaron los días a transcurrir y Dios a trabajar en mi vida de una forma aceleradisima. Orlando tenía una lucha interna muy fuerte porque el decía que me había perdonado pero se estaba enfrentando a la realidad que lo que pensaba no era así. Y Dios un día lo confronto y le dijo: “Orlando, más me hiciste tu a Mi que lo que Thelma te hizo a ti”. En ese momento recibió una bofetada sin mano. En realidad no me había perdonado cómo decía que lo había hecho y Dios ese día empezó a trabajar en su corazón. A partir de ese momento comenzamos un proceso donde primero fuimos amigos por cuatro meses, de Septiembre a Diciembre del año 1996. Y luego en Enero del año 1997 nos hicimos novios, después de haber estado casados cinco años y divorciados cuatro años, decidimos romper el acto de divorcio y nos casamos nuevamente él tres de Enero del año 1998.
Dios nos seguía hablando en el proceso de los planes de Él para con nuestras vidas. El nos dijo qué seríamos padres nuevamente y así fue, tuvimos a Kasey, la niña y la bebe de la casa que nació el 5 de Abril del año 1999. Hemos visto la mano de Dios obrar de manera increíble en nuestra familia. Recuerdo en aquel tiempo que recibimos una profecía que todo lo que se había robado el saltón, el revolton, la oruga y la langosta, Dios nos lo iba a devolver cuadriplicado y así ha sido hasta le día de hoy. Orlando pasó de ser empleado a dueño de la empresa para la cual trabajaba y de la cual aún somos dueños. Dios ha sido tan maravilloso con nuestra familia y ministerio. Por la gracia de Dios somos pastores en Miami de la Iglesia Vida Nueva donde Dios esta salvando y restaurando vidas. Nuestros hijos están trabajando el ministerio junto a nosotros y eso nos llena de mucha alegría. Somos abuelos de tres hermosos nietos y seguimos viendo las promesas de Dios cumplirse en nuestra familia.
Nos apasiona a ambos trabajar con las familias, somos ejemplos vivos de lo que Dios puede hacer en un matrimonio. Viajamos a diferentes lugares dando conferencias y trayendo la Palabra de Dios que restaura y transforma. Amamos a la gente y nos apasiona ayudar al necesitado. Si hoy podemos disfrutar de esta vida nueva que Dios nos ha regalado es por Su gracia y por Su misericordia. Y nosotros estamos comprometidos en dar ese mismo mensaje de esperanza a cada matrimonio y familia que se sienten que lo han perdido todo.
Si Dios lo hizo con una “don nadie” nacida en la ciudad de la Habana, Cuba —una que no calificaba y arrastraba un pasado sufrido, lo puede hacer con cualquiera. Cuando me miro hoy, haciendo lo que hago y analizo hasta donde Dios me ha traído solo puedo decir: “Dios solo Tú pudiste cambiar mi historia”. Y decir como Genesis 50:20 parte b “Pero Dios cambió todo para mí bien”. Te animo a que no pierdas la fe, para Dios no hay nada imposible. Y aunque quizás tu historia sea diferente a la mía; Dios es el mismo ayer, hoy y por lo siglos y también puede cambiar tu historia para bien. Tu vida no tiene que ser la misma, permite que El sople vida nueva en ti.
Bendiciones,
Pastora Thelma Canales
Vida Nueva, Miami, FL.
Mi Historia. Mi Vida Nueva.